La convivencia extrema entre los miembros de la familia puede llevarnos a perder la paciencia fácilmente y descargar nuestras emociones en los demás. Intenta este fin de semana “cacharte” en tu desesperación y hacer algo distinto: respirar.
El respirar desconecta a tu cerebro de un estado de alarma del cual requiere protegerse y lo lleva a un estado de mayor claridad en el cual es posible tomar decisiones. Eso puede ayudarnos a reaccionar de maneras más empáticas y compasivas para mantener la paz familiar.

APRENDIZAJE: Una respiración profunda hace una diferencia importante. Atrévete a hacerla en el momento adecuado y promueve una convivencia familiar más sana y pacífica.
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